Que un diario online ofrezca contenidos de calidad, noticias e información valiosa para sus lectores es cada vez más el soporte para otros servicios que la misión y fin supremo de cualquier empresa periodística. La audiencia, para los anunciantes, y para los propios usuarios/lectores, también es el contenido. En un mundo donde la información se abrazó con la abundancia de manera irreversible, aun los llamados contenidos de calidad, los filtros y las jerarquías editoriales que invocan al interés común, generan, de todos modos, un pastiche inconcluso que la nueva audiencia no atiende, y que aún gozan de relativo éxito por estar a caballo de formas de consumo de distinto origen que conviven. ¿Alguien puede seguir insistiendo en pensar que existe la información general, el interés común, la agenda nacional o local? Una muestra cabal de ello es la seguidilla inapelable de fracasos que han mostrado ser los medios hiperlocales. Salvo excepciones, la mayoría de ellos descansa en paz en el ciberespacio de las buenas intenciones. La ingenuidad de tanto periodista silvestre en creer que el barrio, lo local, del usuario, de su lector, se circunscribe al vecindario físico donde duerme, sólo es la expresión más chata de la autoevangelización y la endogamia. Una forma de contarse a sí mismo que "esto es una propuesta diferente", mal endémico heredado de toda carrera de comunicación, hacer algo "diferente", cuando ni siquiera se forma a los estudiantes para hacer lo mismo pero bien. Un porlomenismo nada desdeñable, dada la situación. Incluso las secciones tradicionales de todo online, heredadas acríticamente de las ediciones impresas, expresan otra época y el diseño del mundo que se gestiona desde el poder: la economía, la sociedad, la política, etc. En la red, los medios no pueden ser el símil de un ministerio. Esas, no son las categorías con las que los ciudadanos de a pie piensa/viven/hacen/transitan/dejan el mundo. ¿O los editores de los online van a seguir creyendo que las páginas de las secciones casi no generan impresiones ni atraen visitas sólo por cuestiones de diseño o arquitectura de la información? Las secciones no son atractivas porque, es probable, son la mayor desconexión de los medios respecto de sus lectores. El vecindario de la audiencia no son sólo las IPs que se conectan desde calles aledañas. Buena parte del vecindario se virtualizó y los medios ni se enteraron. De hecho, la redes sociales en la Web expresan en forma irrefutable esa situación. Si ponemos en la mira la épica de Facebook o la lírica de Twitter o Second Life, es fácil darnos cuenta de que si bien a la hora de monetizar esas propuestas las dificultades comerciales no desaparecen, anunciantes y clientes parecen más predispuestos y encantados -aunque abriendo todos los paraguas, prejuicios y miedos generacionales- por las redes sociales, aun cuando no las entienden o no saben cómo aprovecharlas. En síntesis, lo que no terminan de aceptar -porque entender, lo entienden- medios, anunciantes, publicistas y centrales de medios es que si no van directo hacia la tormenta de interacciones que es la red, asumiendo ese diseño del mundo, el huracán cargará con ellos, con sus productos y sus contenidos, sin reconocer trayectoria, vocación de servicio, credibilidad o experiencia. Ocurrió con la industria de la música y en la del periodismo los medios tradicionales no parecen tener seguros contra todo riesgo. En Facebook, en Twitter, y por donde miren, la audiencia es audiencia, contenido y productor a la vez. No se trata de simples prosumidores. Se trata de otro diseño de los intereses, de otros criterios de atracción. Mientras muchos medios y periodistas se golpean el pecho jactándose de interfaces cocoliches y de los comentarios abiertos, la audiencia se lleva la fiesta de la información a otra parte. En ese sentido, Facebook y Twitter son los pedagogos del nuevo periodismo. En las versiones online de los medios tradicionales, la audiencia sólo puede ver lo que escribieron los periodistas y con suerte comentar públicamente, siempre sobre lo que escribieron los periodistas, y sujetos a moderación de la elite. ¿Al final siempre discutimos sobre la agenda setting? No por mucho tiempo. La audiencia quiere ver a la audiencia. La audiencia quiere interactuar con la audiencia, y no sólo con un grupo de notables periodistas. La audiencia no sólo es prosumidora. La audiencia setea la agenda con secciones que son sus nodos y contenidos que son su red. La audiencia es el contenido. Y quiere pasarlo bien. A ver si nos despabilamos. La audiencia es el contenido
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javier_SALDIVAR
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25/5/09
la audiencia es el contenido
en 22:21
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